Oh Madre de piedad y de misericordia, Santísima Virgen María, yo miserable e indigno pecador en ti confío con todo mi corazón y mi afecto; acudo a tu piedad para que, así como estuviste junto a tu dulcísimo Hijo, clavado en la cruz, también te dignes estar con clemencia junto a mí miserable pecador, y junto a todos los sacerdotes que aquí y en toda la santa Iglesia van a celebrar hoy, para que, ayudados con tu gracia, ofrezcamos una hostia digna y aceptable en la presencia de la suma y única Trinidad. Amén.
O Mater pietátis et misericórdiæ, beatíssima Virgo María, ego miser et indígnus peccátor ad te confúgio toto corde et afféctu, et precor pietátem tuam, ut, sicut dulcíssimo Fílio tuo in Cruce pendénti astitísti, ita et mihi, mísero peccatóri, et sacerdótibus ómnibus, hic et in tota sancta Ecclésia hódie offeréntibus, cleménter assístere dignéris, ut, tua grátia adiúti, dignam et acceptábilem hóstiam in conspéctu summæ et indivíduæ Trinitátis offérre valeámus. Amen.
¡Oh feliz varón, bienaventurado José, a quien le fue concedido no sólo ver y oír al Dios a quien muchos reyes quisieron ver y no vieron, oír y no oyeron; sino también abrazarlo, besarlo, vestirlo y custodiarlo!
O felícem virum, beátum Ioseph, cui datum est Deum, quem multi reges voluérunt vidére et non vidérunt, audíre et non audiérunt, non solum vidére et audíre, sed portáre, deosculári, vestíre et custodíre!
V/ . Ruega por nosotros, bienaventurado José.
V/ . Ora pro nobis, beáte Ioseph.
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
R/. Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.
Oración
Orémus
Oh Dios, que nos concediste el sacerdocio real; te pedimos que, así como San José mereció tratar y llevar en sus brazos con cariño a tu Hijo unigénito, nacido de la Virgen María, hagas que nosotros te sirvamos con corazón limpio y buenas obras, de modo que hoy recibamos dignamente el sacrosanto cuerpo y sangre de tu Hijo, y en la vida futura merezcamos alcanzar el premio eterno. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Deus, qui dedísti nobis regále sacerdótium, præsta, quǽsumus, ut, sicut beátus Ioseph unigénitum Fílium tuum, natum ex Maria Vírgine, suis mánibus reverénter tractáre méruit et portáre, ita nos facias cum cordis mundítia et óperis innocéntia tuis sanctis altáribus deservíre, ut sacrosánctum Fílii tui Corpus et Sánguinem hódie digne sumámus, et in futúro sǽculo prǽmium habére mereámur ætérnum. Per Christum Dóminum nostrum. Amen.
Omnipotente y sempiterno Dios, he aquí que me acerco al sacramento de tu unigénito Hijo Jesucristo, Señor nuestro; me acerco como un enfermo al médico de la vida, como un inmundo a la fuente de la misericordia, como un ciego a la luz de la claridad eterna, como un pobre y necesitado al Señor de cielos y tierra.
Omnípotens sempiterne Deus, ecce, accédo ad sacraméntum unigéniti Fílii tui, Dómini nostri Iesu Christi; accédo tamquam infírmus ad médicum vitæ, immúndus ad fontem misericórdiæ, cæcus ad lumen claritátis ætérnæ, pauper et egénus ad Dóminum cæli et terræ.
Imploro la abundancia de tu infinita generosidad para que te dignes curar mi enfermedad, lavar mi impureza, iluminar mi ceguera, remediar mi pobreza y vestir mi desnudez, para que me acerque a recibir el Pan de los ángeles, al Rey de reyes y Señor de señores, con tanta reverencia y humildad, con tanta contrición y piedad, con tanta pureza y fe, y con tal propósito e intención como conviene a la salud de mi alma.
Rogo ergo imménsæ largitátis tuæ abundántiam, quátenus meam curáre dignéris infirmitátem, laváre fœditátem, illumináre cæcitátem, ditáre paupertátem, vestíre nuditátem: ut panem Angelórum, Regem regum et Dóminum dominántium, tanta suscípiam reveréntia et humilítate, tanta contritióne et devotióne, tanta puritáte et fíde, tali propósito et intentióne, sicut éxpedit salúti ánimæ meæ.
Te pido que me concedas recibir no sólo el sacramento del cuerpo y de la sangre del Señor, sino la gracia y la virtud de ese sacramento.
Da mihi, quǽso, Domínici Córporis et Sánguinis non solum suscípere sacraméntum, sed étiam rem et virtútem sacraménti.
Oh Dios benignísimo, concédeme recibir el cuerpo de tu unigénito Hijo Jesucristo, Señor nuestro, nacido de la Virgen María, de tal modo que merezca ser incorporado a su cuerpo místico y contado entre sus miembros.
O mitíssime Deus, da mihi corpus unigéniti Fílii tui, Dómini nostri Iesu Christi, quod traxit de Vírgine Maria, sic suscípere, ut córpori suo mýstico mérear incorporári, et ínter eius membra connumerári.
Oh Padre amantísimo, concédeme contemplar eternamente a tu querido Hijo, a quien, bajo el velo de la fe, me propongo recibir ahora.
O amantíssime Pater, concede mihi diléctum Fílium tuum, quem nunc velátum in via suscípere propóno, reveláta tandem fácie perpétuo contemplári.
Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. Amen.
¡Oh mi piadoso Señor Jesucristo! Yo pecador, sin presumir de mis méritos, sino confiando en tu bondad y misericordia, temo y vacilo al acercarme a la mesa de tu dulcísimo convite, pues tengo el cuerpo y el alma manchados por muchos pecados, y no he guardado con prudencia mis pensamientos y mi lengua.
Ad mensam dulcíssimi convívii tui, pie Dómine Iesu Christe, ego peccátor de própriis meis méritis nihil præsúmens, sed de tua confídens misericórdia et bonitáte, accédere véreor et contremísco. Nam cor et corpus hábeo multis crimínibus maculátum, mentem et línguam non caute custodítam.
Por eso, oh Dios bondadoso, oh tremenda Majestad, yo, que soy un miserable lleno de angustias, acudo a ti, fuente de misericordia; a ti voy para que me sanes, bajo tu protección me pongo, y confío tener como salvador a quien no me atrevería a mirar como juez.
Ergo, o pia Déitas, o treménda Maiéstas, ego miser, inter angústias deprehénsus, ad te fontem misericórdiæ recúrro, ad te festíno sanándus, sub tuam protectiónem fúgio: et, quem Iúdicem sustinére néqueo, Salvatórem habére suspíro.
A ti, Señor, muestro mis heridas y presento mis flaquezas. Sé que mis pecados son muchos y grandes, y me causan temor, mas espero en tu infinita misericordia.
Tibi, Dómine, plagas meas osténdo, tibi verecúndiam meam détego. Scío peccáta mea multa et magna, pro quibus tímeo. Spero in misericórdias tuas, quarum non est númerus.
Oh Señor Jesucristo, Rey eterno, Dios y hombre, clavado en la Cruz por los hombres: mírame con tus ojos misericordiosos, oye a quien en ti espera; Tú que eres fuente inagotable de perdón, ten piedad de mis miserias y pecados.
Réspice ergo in me óculis misericórdiæ tuæ, Dómine Iesu Christe, Rex ætérne, Deus et homo, crucifíxus propter hóminem. Exáudi me sperántem in te: miserére mei pleni misériis et peccátis, tu qui fontem miseratiónis numquam manáre cessábis.
Salve, víctima de salvación inmolada por mí y por todos los hombres en el patíbulo de la Cruz.
Salve, salutáris víctima, pro me et omni humáno génere in patíbulo Crucis obláta.
Salve, noble y preciosa sangre, que sales de las llagas de mi Señor Jesucristo crucificado y lavas los pecados de todo el mundo.
Salve, nóbilis et pretióse Sanguis, de vulnéribus crucifíxi Dómini mei Iesu Christi prófluens, et peccáta totíus mundi ábluens.
Acuérdate, Señor, de esta criatura tuya, redimida por tu sangre. Me arrepiento de haber pecado y deseo enmendar mis errores.
Recordáre, Dómine, creatúræ tuæ, quam tuo Sánguine redemísti. Pœnitet me peccásse, cúpio emmendáre quod feci.
Aleja de mí, Padre clementísimo, todas mis iniquidades y pecados, para que, limpio de alma y cuerpo, sea digno de saborear al Santo de los santos.
Aufer ergo a me, clementíssime Pater, omnes iniquitátes et peccáta mea, ut, purificátus mente et córpore, digne degustáre mérear Sancta sanctórum.
Concédeme que esta santa comunión de tu cuerpo y de tu sangre, que indigno me atrevo a recibir, sea el perdón de mis pecados, la perfecta purificación de mis delitos, aleje mis malos pensamientos y regenere mis buenos afectos; conceda eficacia salvadora a las obras que a ti te agradan; y, finalmente, sea la firmísima defensa de mi cuerpo y de mi alma contra las asechanzas de mis enemigos. Amén.
Et concéde, ut hæc sancta prælibátio Córporis et Sánguinis tui, quam ego indígnus súmere inténdo, sit peccatórum meórum remíssio, sit delictórum perfécta purgátio, sit túrpium cogitatiónum effugátio, ac bonórum sénsuum regenerátio, operúmque tibi placéntium salúbris efficácia, ánimæ quoque et córporis contra inimicórum meórum insídias firmíssima tuítio. Amen.